El Negro Matapacos : Símbolo de la insurrección
En medio de la revolución de octubre de 2019 vivida en Chile, entre el eco de las consignas, el humo de las barricadas, bombas molotov y gases lacrimógenos de Carabineros, un canino de pelaje negro se alzó como un símbolo unificador de la lucha, su nombre: Negro Matapacos. Este perro se convirtió en un ícono de la insurrección, una figura que encarna la lucha, el combate directo, lo salvaje y lo indómito.
Negro Matapacos emergió en las manifestaciones estudiantiles y populares de Chile en 2011. Estas fueron, en su origen, protestas estudiantiles que exigían una «educación gratuita, libre y de calidad». Su acción frente a la policía le dio un sobrenombre que resonaba como un grito de guerra, marcando un determinado modo de actuar, una forma de expresión política contra todo orden policial y que continuó resonando en las protestas que sacudieron al país en años posteriores.
Este perro estaba bajo el cuidado de María Campos y residía en la zona céntrica de Santiago, cercana a universidades, donde se refugiaba y aprendía ciertos modos de acción. Su dueña señala que el «Negro», como ella lo llamaba, «se paseaba por todo el centro de Santiago» y que, en sus andanzas, «aparecía en casa con pañuelos de colores, los cuales eran colocados en su cuello por los mismos estudiantes universitarios». También indicaba que, en los días de protestas, «se desesperaba por salir» y simplemente no podía permanecer en casa.
El legado de Negro Matapacos no es único, puesto que existe un ejemplo que alcanzó fama internacional, hablamos de Loukanikos (salchicha en español), el perro callejero que marchaba en distintas manifestaciones desde 2008 en Atenas, pero que saltó a la fama durante las protestas griegas de 2011. Este perro se convirtió en un símbolo de la resistencia contra las medidas de austeridad de la Unión Europea y la opresión política. Loukanikos llegó a tal punto que se convirtió en uno de los rostros más influyentes de 2011 según la revista Times y que fue elegido como el animal del año.[1]
En las siguientes líneas, exploraremos en detalle el impacto y el legado de Negro Matapacos, así como las implicaciones más amplias de su historia en la sociedad chilena y más allá. A través de su ejemplo, examinaremos cómo un símbolo puede transformar la realidad y guiar a las personas hacia la acción.
Revolucionario: Lucha y Resistencia
El Negro Matapacos, como decíamos, se convirtió en un ícono indiscutible de la lucha social contemporánea en Chile. Su imagen adorna los muros con diversas expresiones, tales como grafitis, afiches, stickers, frescos o murales, y un largo etc. Pero por sobre todo se difundió por vías virtuales, y a través de las redes sociales, este fenómeno ocurrió tanto en el país como en el extranjero, donde llegaron a aparecer imágenes referenciando al can en New York, Paris, y Tokyo.
El término de “ícono” se utiliza a menudo en la semiótica (disciplina que estudia los signos y símbolos y cómo los interpretamos). Peirce definió al signo como una cualidad mental que está reemplazando a alguna cosa. [2]En su teoría, los íconos son aquellos signos que se definen según el aspecto de primeridad. La primeridad se refiere a lo más básico del conocimiento humano, es decir, las cualidades presentes en los fenómenos, aquello que es percibido directamente por los sentidos del hombre cuando desea conocer algo.
En este caso el perro representaría en una posición pasiva, un compañero, alguien que sigue nuestros pasos y camina a nuestro lado, como es sabido, “el perro es el mejor amigo del hombre”. Pero en posición de agresividad, un perro representa una amenaza, un riesgo inminente para quien recibe esta señal. En este sentido, El perro matapacos juega con esa doble postura, tanto de compañero de lucha, acompañando a los manifestantes, desafiando las bombas lacrimógenas y los carros lanza agua, dirigiendo sus ladridos y ataques hacia los carabineros, y las fuerzas de orden, pero nunca en contra de los estudiantes o de los manifestantes.
Por otro lado, en el contexto político, un “ícono” podría referirse a una figura que se ha convertido en un símbolo representativo de ciertas ideas o movimientos. Sin embargo, este uso del término es más metafórico y no se basa en la definición semiótica de Peirce[3], sino más bien en la figura donde se concentra la atención política en un momento dado. Es donde se fija el foco de la atención política, generando un efecto de concentración de energía simbólica y emocional en torno a esa figura. Esta concentración de atención puede catalizar movimientos sociales, influir en la opinión pública y dar forma a la narrativa política del momento. En el caso del Negro Matapacos, su figura se convirtió en un punto focal para la resistencia y la lucha contra la opresión, atrayendo la atención de personas dentro y fuera de Chile y solidificando su lugar en la historia como un símbolo
De esta forma es que cuando los estudiantes universitarios, en un gesto de complicidad, le colocaban pañuelos a este perro, lo hacían con los colores de la lucha, la igualdad, y el combate directo, pudiendo ser consciente o inconsciente, pero poco importa el grado de consciencia de los sujetos, lo más importante es el representar cierto tipos de ideales a través del perro. Para algunos defensores de estas ideas de luchas, el simbolismo detrás del negro, reflejaría la precariedad y la lucha de miles de personas en las calles chilenas, así como la resistencia contra un sistema que trata a las personas como perros, que los deja en una posición de dominados y de la cual deben aprender a adaptarse y proponer cambios desde una posición totalmente desfavorable.
Lo que si es cierto, es que el Negro Matapacos se convirtió en un símbolo de resistencia. Su actuar era un recordatorio constante de que la lucha no solo se libraba en las calles, sino que con gestos, y son estos gestos los que supieron conquistar a quienes luchaban de su lado, son los gestos lo que resuelven el combate y logran equiparar las fuerzas en el campo de lo subjetivo, y desde ahí lo ensalzaron como una figura casi mítica.
Por otro lado, más allá de su papel en la protesta social, el Perro Matapacos también ha sido objeto de interpretaciones esotéricas y místicas. Algunos ven en su figura una manifestación de la energía ancestral, un guardián de los espíritus rebeldes que protege a los manifestantes en su lucha contra las fuerzas del orden establecido.[4] Para otros, el pañuelo rojo que llevaba atado al cuello simboliza la sangre derramada por los mártires de la revolución, una ofrenda a los dioses de la rebeldía y la justicia.
Sin lugar a dudas, el simbolismo del perro negro se entrelaza con figuras demoníacas y guardianes de los reinos subterráneos en una variedad de culturas a través de la historia. Se le equipara con el demonio Ariel, quien funge como guía hacia los abismos infernales, y también se le relaciona con Anubis, el dios egipcio de los muertos y el embalsamamiento. Anubis desempeña un papel crucial en la mitología egipcia, guiando las almas de los difuntos hacia el juicio final en el inframundo, donde se determina su destino en base al peso de sus corazones, evaluado por Maat, la diosa de la verdad y la justicia. Desde la mitología griega, con la figura de Cerbero como guardián del inframundo, hasta su presencia en obras literarias y arte visual, el perro negro ha sido una fuente rica de inspiración. Además, su simbolismo se ha explorado desde perspectivas psicológicas, como la sombra o los instintos primarios del ser humano. Este animal, cargado de una carga simbólica profunda, encarna la dualidad entre protección y amenaza, representando la frontera entre lo terrenal y lo espiritual en diversas tradiciones y creencias
Transformación de la realidad
La importancia de la figura del Negro Matapaco, radica en que sería el portador de los nuevos símbolos, aquel que vendría a remplazar el sentido de los símbolos del Chile republicano, es él quien porta su bandera negra, es él quien se alza en el centro transformando la Plaza Baquedano en la “plaza dignidad” es él quien comanda la transformación y la revolución.
De este modo es que el Negro Matapacos se posiciona como un vector que articula de forma visual y metafóricamente, los conflictos de poder, desafiando la narrativa de la supremacía del más fuerte y llevando la lucha a un plano más allá del combate de hombres por el poder, su causa final es la del combate del devenir-animal, (Deleuze-Guattari, 1980)[5] la lucha donde confluyen multiplicidades de manadas de perros a desafiar el poder.
El perro Matapaco sería bajo esta perspectiva un agente colectivo de la enunciación (Deleuze-Guattari), la producción de significado y la enunciación de su mensaje no sería el resultado de la actividad individual de un actor o escritor, sino que emerge y es parte de una red de relaciones y prácticas sociales. En otras palabras, el lenguaje se comprende en un contexto social específico, donde múltiples sujetos interactúan y negocian significados de manera conjunta.
Pero bajo este enfoque podríamos discutir sobre cómo la figura de este perro vendría a tener una significación subjetiva-objetiva para cada individuo, pero no así para el tejido de la sociedad. El lenguaje y la comunicación son procesos dinámicos y colectivos, donde la construcción de significado es el resultado de la colaboración y la interacción entre múltiples actores sociales. En este contexto, la producción de significado y la enunciación de su mensaje no son el resultado de la actividad individual, sino que emergen como parte de una red de relaciones y prácticas sociales. Aquí, el lenguaje se entiende como un fenómeno dinámico y colectivo, donde múltiples sujetos interactúan y negocian significados de manera conjunta.
Desde una perspectiva psicoanalítica, la presencia del Perro Matapacos en las manifestaciones y su asociación con la resistencia y la lucha contra el poder establecido pueden interpretarse como una respuesta simbólica a la «forclusión del Nombre del Padre» en la sociedad chilena, tal como plantea Lacan. La «forclusión del Nombre del Padre»[6] es un concepto central en la teoría lacaniana, que se refiere a la exclusión o negación simbólica del papel del padre como autoridad en la estructuración psíquica del individuo. En la sociedad chilena contemporánea, esta «forclusión» podría interpretarse como una crisis en la autoridad y el orden social, donde las instituciones tradicionales y los sistemas de poder han perdido legitimidad y han dejado un vacío en la estructura simbólica de la sociedad.
En este contexto de crisis de autoridad, el Perro Matapacos emerge como un símbolo de resistencia y desafío a las estructuras de poder establecidas. Su presencia en las manifestaciones y su asociación con la lucha contra el poder establecido pueden entenderse como una forma de expresar la necesidad de un nuevo orden simbólico que reemplace al antiguo, ahora «forcluido». En lugar de buscar la protección o legitimidad de una figura paternal o de autoridad, el pueblo chileno encuentra en el Perro Matapacos un símbolo de solidaridad, valentía y resistencia frente a la opresión.
En este sentido, el Perro Matapacos encarna una forma de resistencia que va más allá de la oposición directa a las estructuras de poder. Su presencia y su asociación con la lucha contra el poder establecido representan una búsqueda de nuevas formas de identidad y de nuevos significados en un contexto donde las antiguas instituciones y jerarquías han perdido su influencia. En este sentido, el Perro Matapacos se convierte en un símbolo de que acaba con las narrativas dominantes y ofreciendo una visión alternativa de la sociedad y su futuro.
Su presencia en las calles se convirtió en un símbolo de resistencia y de lucha, inspirando a manifestantes a combatir por un cambio político y social. Tal como señaló Mircea Eliade, el símbolo tiene la capacidad de absorber el contexto y adquirir múltiples significaciones dentro de la experiencia humana, dando sentido a sus vidas y explicándolas dentro de una estructura de resonancia simbólica[7]. Así, la presencia del Negro Matapacos en las manifestaciones no solo representaba la resistencia presente, sino que también contenía la historia entera de la lucha y la rabia del pueblo chileno, pero que ha sido coartado y utilizado con un desarrollo lineal, de una forma de hacer política y de coartar las vías democráticas del entendimiento y el intercambio.
[2] [3] Charles S. Peirce – El ícono, el índice y el símbolo (C. 1893-1903) Traducción de Sara Barrena, 2005
https://www.youtube.com/watch?v=wiEFhAAWCiw[4] Documental Matapaco Dirección: Víctor Ramírez, 2013
[5] Gilles Deleuze y Félix Guattari – Mil Mesetas Capitalismo y esquizofrenia, 1980
[6] Lacan, J.: El Seminario. Libro 3, Las psicosis, 1984.
[7] Mircea Eliade, El mito del eterno retorno. Arquetipos y repetición, 1968
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El Negro Matapacos: Symbole de l’insurrection
El Negro Matapacos: Symbole de l’insurrection
Au milieu de la révolution d’octobre 2019 vécue au Chili, entre l’écho des slogans, la fumée des barricades, les cocktails Molotov et les gaz lacrymogènes des Carabiniers, un chien au pelage noir s’est élevé comme un symbole unificateur de la lutte, son nom : Negro Matapacos (traduit litéralement comment le chien tue-flic). Ce chien est devenu une icône de l’insurrection, une figure qui incarne la lutte, le combat direct, la sauvagerie et l’indomptable.
Negro Matapacos est apparu lors des manifestations estudiantines et populaires au Chili en 2011. À l’origine, il s’agissait de manifestations étudiantes exigeant une «éducation gratuite, libre et de qualité». Son action face à la police lui a valu un surnom qui résonnait comme un cri de guerre, marquant un mode d’action particulier, une forme d’expression politique contre tout ordre policier, qui a continué à résonner dans les manifestations qui ont secoué le pays les années suivantes.
Ce chien était sous la garde de María Campos et vivait dans le centre de Santiago, près des universités, où il se réfugiait et apprenait certains modes d’action. Sa propriétaire indique que le «Negro», comme elle l’appelait, «se promenait dans tout le centre de Santiago» et que, dans ses déambulations, «il apparaissait chez nous avec des foulards de couleurs, que les étudiants universitaires lui mettaient autour du cou». Elle précisait également que, les jours de manifestations, «il devenait désespéré de sortir» et ne pouvait tout simplement pas rester à la maison.
Loukanikos est présenté dans le magazine Times.
L’héritage de Negro Matapacos n’est pas unique, car il existe un exemple qui a atteint une renommée internationale, il s’agit de Loukanikos (saucisse en espagnol), le chien des rues qui défilait lors de différentes manifestations depuis 2008 à Athènes, mais qui est devenu célèbre lors des protestations grecques de 2011. Ce chien est devenu un symbole de la résistance contre les mesures d’austérité de l’Union européenne et l’oppression politique. Loukanikos est allé si loin qu’il est devenu l’un des visages les plus influents de 2011 selon le magazine Times et a été élu animal de l’année. [1]
Dans les lignes suivantes, nous explorerons en détail l’impact et l’héritage de Negro Matapacos, ainsi que les implications plus larges de son histoire dans la société chilienne et au-delà. À travers son exemple, nous examinerons comment un symbole peut transformer la réalité et guider les personnes vers l’action.
Symbole Révolutionnaire : Lutte et Résistance
Comme nous l’avons mentionné, le Negro Matapacos est devenu un symbole incontesté de la lutte sociale contemporaine au Chili. Son image décore les murs avec diverses expressions telles que des graffitis, des affiches, des autocollants, des fresques ou des peintures murales, et bien plus encore. Mais surtout, il s’est propagé par voie virtuelle et à travers les réseaux sociaux, ce phénomène se produisant tant dans le Chili qu’à l’étranger, où des images du chien sont apparues à New York, Paris et Tokyo.
Le terme «icône» est souvent utilisé en sémiotique (la discipline qui étudie les signes et les symboles et comment nous les interprétons). Peirce a défini le signe comme une qualité mentale qui remplace quelque chose. Dans sa théorie, les icônes sont ces signes définis selon l’aspect de la première. [2] La première désigne les aspects les plus basiques de la connaissance humaine, c’est-à-dire les qualités présentes dans les phénomènes, ce que les sens de l’homme perçoivent directement lorsqu’il cherche à connaître quelque chose.
Dans ce cas, le chien représenterait, dans une position passive, un compagnon, quelqu’un qui suit nos pas et marche à nos côtés, comme on le sait, «le chien est le meilleur ami de l’homme». Mais dans une position d’agressivité, un chien représente une menace, un risque imminent pour celui qui reçoit ce signal. En ce sens, le chien Matapacos joue avec cette double posture, à la fois compagnon de lutte, accompagnant les manifestants, défiant les gaz lacrymogènes et les canons à eau, dirigeant ses aboiements et ses attaques contre les carabiniers et les forces de l’ordre, mais jamais contre les étudiants ou les manifestants.
D’autre part, dans un contexte politique, une «icône» pourrait se référer à une figure devenue un symbole représentatif de certaines idées ou mouvements. Cependant, cette utilisation du terme est plus métaphorique et ne se base pas sur la définition sémiotique de Peirce[3], mais plutôt sur la figure autour de laquelle l’attention politique se concentre à un moment donné. C’est là que se fixe le foyer de l’attention politique, créant un effet de concentration d’énergie symbolique et émotionnelle autour de cette figure. Cette concentration d’attention peut catalyser des mouvements sociaux, influencer l’opinion publique et façonner la narration politique du moment. Dans le cas du Negro Matapacos, sa figure est devenue un point focal pour la résistance et la lutte contre l’oppression, attirant l’attention des personnes à l’intérieur et à l’extérieur du Chili et solidifiant sa place dans l’histoire comme un symbole.
Ainsi, lorsque les étudiants universitaires, dans un geste de complicité, attachaient des foulards à ce chien, ils le faisaient avec les couleurs de la lutte, de l’égalité et du combat direct, qu’ils en soient conscients ou non. Pour certains défenseurs de ces idées de lutte, le symbolisme derrière le noir refléterait la précarité et la lutte de milliers de personnes dans les rues chiliennes, ainsi que la résistance contre un système qui traite les gens comme des chiens, les laissant dans une position de dominés et devant s’adapter et proposer des changements depuis une position totalement défavorable.
Ce qui est certain, c’est que le Negro Matapacos est devenu un symbole de résistance. Son action était un rappel constant que la lutte ne se livrait pas seulement dans les rues, mais aussi par des gestes, et ce sont ces gestes qui ont su conquérir ceux qui luttaient à ses côtés, ce sont les gestes qui décident du combat et parviennent à équilibrer les forces sur le plan subjectif, et de là, il a été élevé au rang de figure presque mythique.
D’autre part, au-delà de son rôle dans la protestation sociale, le chien Matapacos a également été l’objet d’interprétations ésotériques et mystiques. Certains voient en sa figure une manifestation de l’énergie ancestrale, un gardien des esprits rebelles qui protège les manifestants dans leur lutte contre les forces de l’ordre établies.[4] Pour d’autres, le foulard rouge qu’il portait autour du cou symbolise le sang versé par les martyrs de la révolution, une offrande aux dieux de la rébellion et de la justice.
Sans aucun doute, le symbolisme du chien noir s’entrelace avec des figures démoniaques et des gardiens des royaumes souterrains dans une variété de cultures à travers l’histoire. Il est assimilé au démon Ariel, qui agit comme guide vers les abîmes infernaux, et est également associé à Anubis, le dieu égyptien des morts et de l’embaumement. Anubis joue un rôle crucial dans la mythologie égyptienne, guidant les âmes des défunts vers le jugement final dans l’au-delà, où leur destin est déterminé en fonction du poids de leurs cœurs, évalué par Maât, la déesse de la vérité et de la justice. De la mythologie grecque, avec la figure de Cerbère en tant que gardien de l’au-delà, à sa présence dans les œuvres littéraires et l’art visuel, le chien noir a été une source riche d’inspiration. De plus, son symbolisme a été exploré sous des perspectives psychologiques, telles que l’ombre ou les instincts primaires de l’être humain. Cet animal, chargé d’une symbolique profonde, incarne la dualité entre protection et menace, représentant la frontière entre le terrestre et le spirituel dans diverses traditions et croyances.
Transformation de la réalité
L’importance de la figure du Negro Matapacos réside dans le fait qu’il serait le porteur de nouveaux symboles, celui qui viendrait remplacer le sens des symboles de la République du Chili. C’est lui qui porte son drapeau noir, c’est lui qui se dresse au centre transformant la Plaza Baquedano en la «place de la dignité», c’est lui qui commande la transformation et la révolution.
De cette manière, le Negro Matapacos se positionne comme un vecteur qui articule de façon visuelle et métaphorique les conflits de pouvoir, défiant la narration de la suprématie du plus fort et menant la lutte à un niveau au-delà du combat des hommes pour le pouvoir. Sa cause ultime est celle du devenir-animal (Deleuze-Guattari, 1980)[5], la lutte où convergent des multiplicités de meutes de chiens pour défier le pouvoir.
Le chien Matapacos serait, selon cette perspective, un agent collectif de l’énonciation (Deleuze-Guattari). La production de sens et l’énonciation de son message ne seraient pas le résultat de l’activité individuelle d’un acteur ou écrivain, mais surgiraient et feraient partie d’un réseau de relations et pratiques sociales. En d’autres termes, le langage se comprend dans un contexte social spécifique, où de multiples sujets interagissent et négocient des significations conjointement.
Mais dans cette optique, nous pourrions discuter de la manière dont la figure de ce chien aurait une signification subjective-objective pour chaque individu, mais pas pour le tissu de la société. Le langage et la communication sont des processus dynamiques et collectifs, où la construction de sens est le résultat de la collaboration et de l’interaction entre de multiples acteurs sociaux. Dans ce contexte, la production de sens et l’énonciation de son message ne sont pas le résultat de l’activité individuelle, mais émergent comme partie intégrante d’un réseau de relations et pratiques sociales. Ici, le langage est compris comme un phénomène dynamique et collectif, où de multiples sujets interagissent et négocient des significations conjointement.
D’un point de vue psychanalytique, la présence du Perro Matapacos dans les manifestations et son association avec la résistance et la lutte contre le pouvoir établi peuvent être interprétées comme une réponse symbolique à la «forclusion du Nom du Père» dans la société chilienne, comme le suggère Lacan.[6] La «forclusion du Nom du Père» est un concept central dans la théorie lacanienne, qui fait référence à l’exclusion ou à la négation symbolique du rôle du père en tant qu’autorité dans la structuration psychique de l’individu. Dans la société chilienne contemporaine, cette «forclusion» pourrait être interprétée comme une crise de l’autorité et de l’ordre social, où les institutions traditionnelles et les systèmes de pouvoir ont perdu leur légitimité et ont laissé un vide dans la structure symbolique de la société.
Dans ce contexte de crise de l’autorité, le Perro Matapacos émerge comme un symbole de résistance et de défi aux structures de pouvoir établies. Sa présence dans les manifestations et son association avec la lutte contre le pouvoir établi peuvent être comprises comme une manière d’exprimer la nécessité d’un nouvel ordre symbolique qui remplace l’ancien, maintenant «forclu». Au lieu de rechercher la protection ou la légitimité d’une figure paternelle ou d’autorité, le peuple chilien trouve dans le Perro Matapacos un symbole de solidarité, de courage et de résistance face à l’oppression.
En ce sens, le Perro Matapacos incarne une forme de résistance qui va au-delà de l’opposition directe aux structures de pouvoir. Sa présence et son association avec la lutte contre le pouvoir établi représentent une recherche de nouvelles formes d’identité et de nouveaux sens dans un contexte où les anciennes institutions et hiérarchies ont perdu leur influence. En ce sens, le Perro Matapacos devient un symbole qui brise les récits dominants et offre une vision alternative de la société et de son avenir.
Sa présence dans les rues est devenue un symbole de résistance et de lutte, inspirant les manifestants à lutter pour un changement politique et social. Comme l’a souligné Mircea Eliade, le symbole a la capacité d’absorber le contexte et d’acquérir de multiples significations dans l’expérience humaine, donnant un sens à leur vie et les expliquant dans une structure de résonance symbolique.[7] Ainsi, la présence du Negro Matapacos dans les manifestations ne représentait pas seulement la résistance présente, mais contenait également toute l’histoire de la lutte et de la colère du peuple chilien, mais qui a été freinée et utilisée avec un développement
[1] Animal of the Year: The 2011 Distinction That Really Matters (Animal de l’Année : La Distinction de 2011 Qui Compte Vraiment)
[2] [3] Charles S. Peirce – L’icône, l’indice et le symbole (C. 1893-1903) Traduction par Sara Barrena, 2005
[4] Documentaire Matapaco Réalisé par : Víctor Ramírez, 2013
[5] Gilles Deleuze et Félix Guattari – Mille Plateaux : Capitalisme et Schizophrénie, 1980
[6] Lacan, J. : Le Séminaire. Livre 3, Les psychoses, 1984.
[7] Mircea Eliade, Le Mythe de l’Éternel Retour : Archétypes et Répétition, 1968
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El Negro Matapacos: Symbol of Insurrection
Amidst the October 2019 revolution in Chile, amid echoing slogans, the smoke of barricades, Molotov cocktails, and tear gas from the Carabineros, a black-furred dog rose as a unifying symbol of the struggle, its name: Negro Matapacos (literally translated as «the cop-killer dog»). This dog became an icon of insurrection, a figure embodying struggle, direct combat, fierceness, and indomitability.
Negro Matapacos emerged during student and popular protests in Chile in 2011. Originally, these were student protests demanding «free, quality education.» His actions against the police earned him a nickname that resonated like a war cry, marking a particular mode of action, a form of political expression against any police order, which continued to reverberate in the protests that shook the country in the following years.
This dog was under the care of María Campos and lived in downtown Santiago, near the universities, where he sought refuge and learned certain modes of action. His owner stated that «Negro,» as she called him, «walked all over downtown Santiago» and that, in his wanderings, «he would come to us with colored scarves, which university students put around his neck.» She also noted that on days of protests, «he became desperate to go out» and simply couldn’t stay at home.
Negro Matapacos’ legacy is not unique, as there is an internationally renowned example, Loukanikos (sausage in Spanish), the stray dog that participated in various protests since 2008 in Athens but became famous during the Greek protests of 2011. This dog became a symbol of resistance against the austerity measures of the European Union and political oppression. Loukanikos went so far as to become one of the most influential faces of 2011 according to Time magazine and was elected animal of the year.
Loukanikos is featured in the Times magazine.
The legacy of Negro Matapacos is not unique, as there is another example that has achieved international fame, namely Loukanikos (which means «sausage» in Greek), the street dog that participated in various protests since 2008 in Athens, but became famous during the Greek protests of 2011. This dog became a symbol of resistance against the austerity measures of the European Union and political oppression. Loukanikos went so far as to become one of the most influential figures of 2011 according to Time magazine and was elected Animal of the Year. [1]
In the following lines, we will explore in detail the impact and legacy of Negro Matapacos, as well as the broader implications of his story in Chilean society and beyond. Through his example, we will examine how a symbol can transform reality and guide people towards action.
Revolutionary Symbol: Struggle and Resistance
As mentioned, Negro Matapacos became an undisputed symbol of contemporary social struggle in Chile. His image adorns walls with various expressions such as graffiti, posters, stickers, murals, and more. But above all, it spread virtually and through social networks, this phenomenon occurring both in Chile and abroad, where images of the dog appeared in New York, Paris, and Tokyo.
The term «icon» is often used in semiotics (the discipline that studies signs and symbols and how we interpret them). Peirce defined the sign as a mental quality that replaces something. In his theory, icons are those signs defined according to the aspect of the first. The first refers to the most basic aspects of human knowledge, i.e., the qualities present in phenomena, what the senses of man directly perceive when seeking to know something.
In this case, the dog would represent, in a passive position, a companion, someone who follows our footsteps and walks by our side, as it is known, «the dog is man’s best friend.» But in a position of aggressiveness, a dog represents a threat, an imminent risk to whoever receives this signal. In this sense, the Matapacos dog plays with this double posture, both a companion in the struggle, accompanying the protesters, defying tear gas and water cannons, directing his barking and attacks against the Carabineros and law enforcement, but never against students or protesters.
On the other hand, in a political context, an «icon» could refer to a figure that has become a representative symbol of certain ideas or movements. However, this use of the term is more metaphorical and not based on Peirce’s semiotic definition, but rather on the figure around which political attention concentrates at a given moment. This is where the focus of political attention is fixed, creating a concentration effect of symbolic and emotional energy around this figure. This concentration of attention can catalyze social movements, influence public opinion, and shape the political narrative of the moment. In the case of Negro Matapacos, his figure became a focal point for resistance and struggle against oppression, attracting the attention of people inside and outside Chile and solidifying his place in history as a symbol.
Thus, when university students, in a gesture of complicity, tied scarves to this dog, they did so with the colors of the struggle, equality, and direct combat, whether they were aware of it or not. For some advocates of these ideas of struggle, the symbolism behind black would reflect the precariousness and struggle of thousands of people in the Chilean streets, as well as resistance against a system that treats people like dogs, leaving them in a position of dominated and having to adapt and propose changes from a completely unfavorable position.
What is certain is that Negro Matapacos became a symbol of resistance. His action was a constant reminder that the struggle was not only fought in the streets but also through gestures, and it was these gestures that managed to conquer those who fought by his side, it was the gestures that decided the fight and managed to balance forces on a subjective level, and from there, he was elevated to the rank of an almost mythical figure.
On the other hand, beyond his role in social protest, the Matapacos dog has also been the subject of esoteric and mystical interpretations. Some see in his figure a manifestation of ancestral energy, a guardian of rebellious spirits who protects protesters in their struggle against established law enforcement. For others, the red scarf he wore around his neck symbolizes the blood shed by the martyrs of the revolution, an offering to the gods of rebellion and justice.
Without a doubt, the symbolism of the black dog intertwines with demonic figures and guardians of the underworld in a variety of cultures throughout history. It is assimilated with the demon Ariel, who acts as a guide to the infernal abysses, and is also associated with Anubis,
the Egyptian god of the dead and embalming. Anubis plays a crucial role in Egyptian mythology, guiding the souls of the deceased to the final judgment in the afterlife, where their fate is determined based on the weight of their hearts, evaluated by Ma’at, the goddess of truth and justice. From Greek mythology, with the figure of Cerberus as the guardian of the afterlife, to its presence in literary works and visual art, the black dog has been a rich source of inspiration. Moreover, its symbolism has been explored from psychological perspectives, such as the shadow or the primal instincts of the human being. This animal, laden with deep symbolism, embodies the duality between protection and threat, representing the boundary between the earthly and the spiritual in various traditions and beliefs.
Transformation of Reality
The significance of the Negro Matapacos figure lies in the fact that he would be the bearer of new symbols, the one who would come to replace the meaning of the symbols of the Republic of Chile. It is he who carries his black flag, it is he who stands in the center transforming Plaza Baquedano into the «place of dignity,» it is he who commands transformation and revolution.
In this way, Negro Matapacos positions himself as a vector that visually and metaphorically articulates power conflicts, defying the narrative of the supremacy of the strongest and leading the struggle to a level beyond men’s fight for power. His ultimate cause is that of becoming-animal (Deleuze-Guattari, 1980), the struggle where multiplicities of packs of dogs converge to defy power.
The Matapacos dog would be, according to this perspective, a collective agent of enunciation (Deleuze-Guattari). The production of meaning and the enunciation of his message would not be the result of the individual activity of an actor or writer but would emerge and be part of a network of social relations and practices. In other words, language is understood in a specific social context, where multiple subjects interact and negotiate meanings jointly.
But from this perspective, we could discuss how the figure of this dog would have a subjective-objective meaning for each individual but not for the fabric of society. Language and communication are dynamic and collective processes, where the construction of meaning is the result of collaboration and interaction among multiple social actors. In this context, the production of meaning and the enunciation of its message are not the result of individual activity but emerge as an integral part of a network of relations and social practices. Here, language is understood as a dynamic and collective phenomenon, where multiple subjects interact and negotiate meanings jointly.
From a psychoanalytic perspective, the presence of the Perro Matapacos in protests and his association with resistance and struggle against established power can be interpreted as a symbolic response to the «foreclosure of the Name of the Father» in Chilean society, as suggested by Lacan. The «foreclosure of the Name of the Father» is a central concept in Lacanian theory, which refers to the exclusion or symbolic denial of the role of the father as authority in the psychic structuring of the individual. In contemporary Chilean society, this «foreclosure» could be interpreted as a crisis of authority and social order, where traditional institutions and systems of power have lost their legitimacy and left a void in the symbolic structure of society.
In this context of authority crisis, the Perro Matapacos emerges as a symbol of resistance and challenge to established power structures. His presence in protests and his association with the struggle against established power can be understood as a way of expressing the need for a new symbolic order to replace the old, now «foreclosed.» Instead of seeking the protection or legitimacy of a paternal or authority figure, the Chilean people find in the Perro Matapacos a symbol of solidarity, courage, and resistance to oppression.
In this sense, the Perro Matapacos embodies a form of resistance that goes beyond direct opposition to power structures. His presence and association with the struggle against established power represent a search for new forms of identity and new meanings in a context where old institutions and hierarchies have lost their influence. In this sense, the Perro Matapacos becomes a symbol that breaks dominant narratives and offers an alternative vision of society and its future.
His presence in the streets has become a symbol of resistance and struggle, inspiring protesters to fight for political and social change. As Mircea Eliade emphasized, a symbol has the ability to absorb context and acquire multiple meanings in human experience, giving meaning to their lives and explaining them in a structure of symbolic resonance. Thus, the presence of Negro Matapacos in protests not only represented present resistance but also contained the entire history of the struggle and anger of the Chilean people, which was restrained and channeled with a development.
1] Animal of the Year: The 2011 Distinction That Really Matters
[2] [3] Charles S. Peirce – The Icon, the Index, and the Symbol (C. 1893-1903) Translation by Sara Barrena, 2005
[4] Matapaco Documentary Directed by: Víctor Ramírez, 2013
[5] Gilles Deleuze and Félix Guattari – A Thousand Plateaus: Capitalism and Schizophrenia, 1980
[6] Lacan, J.: The Seminar. Book 3, The Psychoses, 1984.
[7] Mircea Eliade, The Myth of the Eternal Return: Archetypes and Repetition, 1968
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